20.2.05

Cariño Esponjoso

Me vino a la mente en mi baño matutino. Recordé haber leído en "Gattaca" sobre la costumbre de reusar jabón. En casa, o mejor dicho, en la casa de mi abuela, solía ser un hábito de mi bisabuela, que tomaba los pedacitos que iban sobrando de los numerosos baños de la familia y se formaba su propio jaboncito. Con el tiempo esta costumbre se fue perdiendo, al punto de que en casa no lo hacemos. Sin embargo, cuando fui a agarrar el shampoo, noté cómo una costumbre que tenía cuando era chica se fue agravando: no puedo tirar las esponjas.

Antiguamente, mamá me contentaba con cortar un pedacito y guardarlo en una pequeña cajita (era rosa, lo recuerdo bien). Era preferible tener esa cosa ahí en el botiquín antes que soportar mi llanto desconsolado por haber perdido la esponja. Con los años esa práctica me pareció ridícula. Creo que en varias oportunidades, accedí a tirar la esponja que ya no podía seguir usándose. Pero lo que vi me sorprendió: junto a las botellitas de shampoo y crema enjuague (sí, las botellitas, yo tengo las mías y el resto las suyas) hay cuatro esponjas. Y tres son mías. Una verde, una fuscia y la que actualmente está en uso, la amarilla.

¿Para qué las guardo? Si ya no puedo usarlas. Están blandas, no se ponen duritas con el agua, no hacen espuma... ¿De qué sirven? Solamente ocupan espacio, y sé que molestan, porque cada tanto las veo tiradas en el piso de la bañera. Pero no puedo tirarlas. Compartieron tanto tiempo conmigo, por meses fueron mi única compañía en el baño, conocen cada centímetro de mi cuerpo, me escucharon cantar y asistieron a varias de mis más geniales ocurrencias (que luego se pierden ante el primer contacto con la toalla).

¿Es justo, entonces, tirarlas y acceder al pedido de mi mamá de dejar de juntar mugre en todos los rincones de la casa? Yo creo que eso sería, ante todo, ingratitud.

4 comentarios:

efe dijo...

Por lo de los jabones, ya me pronuncié en GATTACA: hay arte en todo eso.
Ahora, lo de las esponjas, especialmente lo de atesorar los fragmentos, me parece que está atravesado -de algún extraño modo- por un páthos ético-estético difícil de conceptuar. La esponja toma así dimensiones que la sumergen de lleno en el ámbito de lo poético. Debería meditar sobre ello.
Justicia poética, entonces, para todas las esponjas del mundo...
Eso.
Nada más.

Diego dijo...

Hermosa canción Little dreams de Árbol, muy acorde con sus jaboncitos históricos.

Diego dijo...

perdón! Con sus espnojas, los jaboncitos eran los de su abuela. No estaría mal que retome esa tradición familiar.

Juan M Tavella dijo...

yo prescindi del uso de esponjas hasta hace unos dias, cuando volvi de un viaje con una mugre tan aferrada a mis pies que tuve que ir a comprar una.