Quiromancia

El ser humano siempre ha tratado de adivinar qué le depara el futuro. Parece que le gustara vivir en un planito bien ordenado, donde cada paso está ya dado, donde no puede hacer nada que no esté escrito. De esta manera, creo, se saca de encima un peso más que grande: No tomar decisiones.

Uno de los métodos más antiguos de adivinación es la Quiromancia, es decir, conocer el perfil y el futuro de las personas con sólo observar la palma de su mano. Más allá de lo científico que dicen que este método puede llegar a ser (que ayuda a la psicología, que hay pruebas pediátricas, que hay pruebas históricas...), las gitanas, con sus largas polleras, han pasado a la Historia como las expertas en "leer las manos". No niego que más de una vez, cruzando la Plaza Houssay, vi allí la precaria mesita y quise acercarme... ¿qué secreto esconderían mis manos, con sus venitas azules queriendo escaparse de la piel, todas esas rayitas chiquitas, y esas tres más marcadas? Sin embargo, nunca lo hice. ¿Por qué?

Una, en ese entonces, compañera de colegio había tomado mi mano y me señaló: "esta es la línea de la vida, ¿ves?". Miré con atención y vi la sonrisita que en su cara se formaba: "Pero, qué cortita que es! Te vas a morir joven." No era gitana. Para nada. Era solamente una nenita caprichosa, buena alumna, algo envidiosa. Saqué la mano y tomé el comentario como de quien venía. Y me dije, y le dije, y les dije: "No creo en esas cosas". Y sumé una cosa más a mi lista de "no creo's". Una cosa que me incomodaba. Como tantas otras.

Por eso nunca me voy a sentar en la mesita de la Plaza Houssay ni de ninguna otra plaza. Ni me voy a dejar abordar por una gitana en los caminos hacia la aldea. Y mucho menos enviaré mi mano escaneada a quién sabe qué madame informática. (Mirá si en una de esas, me dicen que de los 30 no paso...)

PD: en la pequeña investigación para este post, descubrí que mis manos se acercan a un temperamento linfático. Pero... yo no creo en esas cosas.