Pero es así. Yo sabía andar a caballo. Son esos misterios de la vida: tuve un petiso en mi casa (zona sur del conurbano) hasta aproximadamente los 5 años. Un caballo que comía las plantas de mamá, que se peleaba con la perra y que pretendía entrar a la casa. Un caballito que se llamaba Tito (yo le puse el nombre... ¡era chiquita, che!).
11 comentarios:
¡Qué hermosa amazonita!
Eso.
Nada más.
Muy bueno El Tito, y bueno también ese corte de pelo. Deberían volver ambos.
¿Vio, F? ¿Dónde habrá quedado??
Diego: el Tito anda por ahí (ya en sus 20). El corte de pelo, mejor olvidémoslo...
¡Qué bueno! Y no importa que sea un petiso o que se llame el Tito. ¡Qué bueno tenerlo! Y qué admirable aprender a montar en la niñez. Mis felicitaciones.
Jamás tuve caballo, ni un pony :(
Nunca me he subido. No sabría quehacer...
Besos!
Mire, Sandra, lo primero que hay que hacer al subir a un caballo es no caerse. Después se improvisa.
Besos. Muchos.
Me olvidé de preguntar... ¿tampoco tuvo un "pequeño pony"?
¡¡¡Que bueno tener un caballo de niño!!!
Te linkee ¿no problem?
Saludos...
Tito por Tito Puente? buena foto. Yo nunca supe hacer que el caballo fuera para el lado que yo queria. Soy un pibe de ciudad, vio?
Mire, Conde, en realidad, Tito por "caballito"... Como ahora, no me daba la lengua para más.
¡¡¡Ja, ja, ja!!! Precisamente, de eso mismo se trata. No tendría ningún inconveniente en improvisar. Aquí estoy para servir a Ud. El big problema es el pánico atroz a que el animalito del destino me tire :-((
¿Por qué supones que no he subido aún? Je, je, cuerpo que no cae sirve para otro caballo ;)
Besosss!!
P.D.: De verdad, admiro a las jocketas !
En eso tiene razón, Sandra... de todas maneras, queda invitada una tarde de estas primave-otoñales a pasear en caballo. Claro que yo no respondo de mis cuidados: como a Conde, nunca me hacen caso.
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