Más de 45 minutos de sesión y media hora de discusión telefónica (con personas diversas, valga la aclaración) no bastaron. ¿Monotemática? ¿Cabeza dura? No lo sé. Pero eso sí: el blog es siempre buen lugar para "seguirla"...
¿Qué es esa atroz necesidad de nombrar? ¿Por qué las construcciones semánticas tienen que sí o sí dominar y cruzar todo lo que nominamos realidad? Una mesa, una cuchara, una silla: me importa muy poco compartir con millones de personas esa convención. Sin embargo, una relación va más allá: un familiar, un amigo, un compañero, una pareja... no es un cacho de madera o de metal. Es una relación, histórica, determinada, marcada. Íntima, pero, ¿qué tan personal? Muy poco. A mi parecer, demasiado. No creo que esté bien que deban imponerme una manera de llamar algo que me llega tan cerca. No creo que deba adherir a eso.
El miércoles me dijo una profesora: "Vos sola no podés cambiar nada". Y tiene razón. Hay cosas que están más allá, que, como Durkheim admite, se me imponen. Sin embargo, si tengo al alcance de la mano escapar de ciertas convenciones, agujerear la red de poder, limar un poco la jaula de hierro: ¿no puedo? Elegir cómo llamar la relación que mantengo con alguien, o elegir no llamarla directamente, es una decisión que puedo tomar. Casi tan válida como llamar "amigo" a muchas personas que, socialmente, no lo son. Pero que es mucho más fácil que estar veinte minutos explicando una relación que solamente yo, y tal vez ese "amigo", consideran relevante.
Y listo. Señalar y punto. Así.
¿Qué es esa atroz necesidad de nombrar? ¿Por qué las construcciones semánticas tienen que sí o sí dominar y cruzar todo lo que nominamos realidad? Una mesa, una cuchara, una silla: me importa muy poco compartir con millones de personas esa convención. Sin embargo, una relación va más allá: un familiar, un amigo, un compañero, una pareja... no es un cacho de madera o de metal. Es una relación, histórica, determinada, marcada. Íntima, pero, ¿qué tan personal? Muy poco. A mi parecer, demasiado. No creo que esté bien que deban imponerme una manera de llamar algo que me llega tan cerca. No creo que deba adherir a eso.
El miércoles me dijo una profesora: "Vos sola no podés cambiar nada". Y tiene razón. Hay cosas que están más allá, que, como Durkheim admite, se me imponen. Sin embargo, si tengo al alcance de la mano escapar de ciertas convenciones, agujerear la red de poder, limar un poco la jaula de hierro: ¿no puedo? Elegir cómo llamar la relación que mantengo con alguien, o elegir no llamarla directamente, es una decisión que puedo tomar. Casi tan válida como llamar "amigo" a muchas personas que, socialmente, no lo son. Pero que es mucho más fácil que estar veinte minutos explicando una relación que solamente yo, y tal vez ese "amigo", consideran relevante.
Y listo. Señalar y punto. Así.
10 comentarios:
Al idealismo -como enfermedad de Occidente tal como lo calificó Nietzsche -se lo puede entender así: Ajustar la realidad a la idea que tiene el sujeto de lo que la realidad debe ser. Equilibrar las dos series, la ideal y la real, es el más ansiado sueño del sujeto moderno. Sucede, para desdicha y tortura de él, que ese jackpot suele escapársele constantemente y entonces surge la furia, la indignación indiscriminada y la pérdida de control no sólo respecto de la realidad, tal como era su objetivo primero, sino también y sobre todo sobre sí mismo. Deja de ser ese "Yo" autoafirmado en su solvencia para pasar a ser un charco de miserias y de traumas que lo trascienden en el tiempo y en los motivos.
Iba a decir algo... pero Diego lo dijo todo.
si, diego hablo bien. Yo en estos dias estuve pensando acerca de esto, especialmente. Creo que hemos hecho (nos hemos hecho) mucho daño creando esos parámetros acerca de las cosas. QUiza especialmente con las relaciones humanas. Es casi un sintoma de sanidad el sentirse enfermo ante las cosas como se nos presentan. Recomendacion: algun buen libro sobre el zen, pa empezar.
Otra recomendación: ¿Quién se prende en un boicot contra los libros de Platón, San Agustín y sus amigotes?
Diego: Exacto, exacto... el hecho de que esa escisión sea básica y fundante es lo que ocasiona los graves momentos de crisis, de angustia, etc., etc, etc... Verse a sí mismo nunca es tan lindo como prender la tele...
F!: No se me apabulle, eh...
Conde: Gracias por la recomendación. Habría que ver, sin embargo, hasta dónde el daño está hecho: después de todo, supuestamente, es para poder vivir "mejor"... siempre habemos desequilibrados que no lo entendemos por las buenas.
Chiquilín: Cuente conmigo. ¿Cuándo encendemos la hoguera?
el daño hecho, hecho está, el tema es este momento y los subsiguientes. A proposito del boicot... no se, creo que encabezaria la quema por Aristoteles.
Contradictorio e incoherente Diego, cita a Nietzsche contra los idealistas , pero en el posteo anterior defiende al idealismo comunista...¿en que quedamos?
¿Justo el sr. Diego defendiendo al idealismo comunista?? ¿Seguro?????
La Srta Ling está en lo cierto. No me acuse de crimenes que no he cometido, Don Nadie. A esa gente, idealista-comunista (los partidos que todos conocemos), les pido que pidan perdón. Miré que lejos estoy de defenderlos.
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