Hace ya casi 10 años, cuando solía asistir a la Iglesia e iba a catequesis, el cura que ejercía sus funciones solía usar jeans y camisa azul.
Unos años atrás, el sacerdote fue trasladado. Vino otro. Al no asistir, no lo conocía. Hasta que hará cerca de dos años, me lo crucé por la calle. Un día de viento. Nublado. Impresionaba con su sotana negra, abotonada hasta el piso.
Era joven, más joven que el anterior. ¿Qué lo llevó a esa regresión?
Evidentemente, me dije. Vamo' para atrás...
4 comentarios:
La otra vez me crucé por la calle con uno de esos monigotes de sotana. Apenas no me dejé caer en la tentación (cuac!) de gritarle "Payaso, pollerudo, no te das cuenta que que esta no es la España franquista, salame!". Pero es que ahora, en San Rafael, Mendoza, hay una fábrica de cuervos retrógados que no se animan a declararse abiertamente preconciliares.
Por estas tierras, los que atrasan son cada vez más y peores.
Lo que, de alguna extraña forma, es mejor.
Es así, Ling. Qué va a hacer.
Bueno, yo guardo la esperanza de que sean simplemente sacerdotes futboleros que buscan evitar el humillante caño del satánico delantero contrario.
(APLAUSOS para AE)
Ficcionalista!: ¿Qué forma? ¿Y por qué no se animó? Hubiera pagado por verlo luchar en medio de la calle con un sacerdote de sotana... Digno del "Exorcista".
Amor Entintado: Ah, ahora entiendo por qué el fulbo va los domingos...
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