Porque hace poco más de un año, yo escribía en las páginas de un suplemento de este diario que “Scarlett Johansson es una belleza rara, una rubia diferente, un cuerpo que no es el de una sex-symbol (y al que, por algo, se encuadra poco en sus películas) y una joven de atractivos que no son ni fueron los de la típica lolita” y que “si hay algo que resulta fascinante en Scarlett Johansson es su verosímil normalidad. Más que una actriz adentro de un personaje parece una persona afuera de una actriz. Alguien que –en más de una escena– parece muy lejos de allí, más cerca de la butaca que de la pantalla”. En mi descargo, citaré que en la misma nota también advertí que “el gran riesgo, claro, está en que la novedad se agote, la rareza se vuelva cliché, el original se clone una y otra vez a sí mismo, y que la rubia se nos antoje cada vez más teñida y previsible y desesperada”. Lo que no me excusa pero, al menos, me justifica un poco, a la hora de confesar que yo también fui víctima de la Fiebre Escarlata, de la Escarlatina, del Efecto Scarlett.
Parece que toda esta capa cool, intelectualoide, progre del Buenos Aires actual ha caído en esta fiebre escarlatina de la que habla RF. Criticar, aunque sea constructivamente, a Scarlett me deja en el mismo lugar que cuando critico a Calamaro o -debería limpiarme la boca antes de hacerlo- a Drexler. Y yo también caí en esa fiebre, no sé si tanto, pero en mis intentos por ver si de verdad no me gustaba o si eran prejuicios, me puse a ver sus films. Y me enganché con Ghostworld. Me sentí identificada con su personaje. Más que con el de Thora Birch , que tal vez se pareciera más a mÃ.
TRES ¿Y cómo curarse? ¿Cómo despertar del hechizo? La solución es sencilla, pero un tanto drástica, y consiste en exponerse a la radiactiva sobredosis de dos films con Scarlett Johansson en el mismo día.
Lo mío no fue en el mismo día. Fue un tiempito después. Cuando la volví a ver en Lost in Traslation. Y vi que hacía el mismo mismo personaje que había hecho en la otra película. No era el mismo personaje, simplemente que su carita redonda, su cuerpito ídem, la expresión facial que parece siempre a punto de llorar, y sus movimientos más que torpes, ya no son una marca registrada sino simplemente una reiteración que, considero, es abusiva.
La primera se titula La Dalia Negra (...)Y aquí está ella, haciendo de, sí, femme fatale, explotando esa gracia neumática que la relaciona con los pin-ups del Hollywood clásico, contoneándose en faldas ceñidas, fumando en boquilla y, finalmente, luego de tanto esfuerzo, tan sólo consiguiendo (lo mismo va para sus compañeros de reparto, Hillary Swank y Josh Hartnett, en el que posiblemente sea el casting más errado de los últimos tiempos) el mismo efecto de mamarracho que, voluntariamente, buscaba y encontró la alguna vez niña Jodie Foster en Bugsy Malone, aquella farsa de Alan Parker con niños disfrazados de gangsters. Salí de allí tambaleándome, pensando que más sex-appeal tenía el Fidel Castro gimnasta en su reciente “pequeño material fílmico”, y en la sala de al lado daban Scoop, la nueva de Woody Allen y, de lejos, uno de los peores títulos de toda su carrera. Un despropósito con mago, fantasma, asesino, periodista amateur y aristocracia inglesa. Y a esta altura cabe preguntarse si eso de filmar una película al año es cláusula de algún leonino contrato mefistofélico porque, si no, resulta inexplicable que Allen se sienta obligado a presentar algo tan poco necesario, nada inspirado y sin gracia alguna. Y aquí, Scarlett Johansson –quien tan bien había estado como disparador carnal-criminal en Match Point– sucumbe a eso que Allen suele hacerles de tanto en tanto a sus supuestas y rotativas musas. Léase, véase: Allen les calza sombrerito, las viste con ropa bohemia de marca, les pone anteojitos, las hace tartamudear mucho y las presenta como chicas atolondradas, pero encantadoras. Y enseguida queda claro que Johansson no es Diane Keaton y que ni siquiera es Mia Farrow. Y que si de algo carece en absoluto es de gracia y de tempo cómico, al punto que todos los remates de chistes que le tocan a ella producen una y otra vez la incómoda sensación de ser la penúltima línea, la línea que precede a la carcajada que nunca llega porque... corte y a otra cosa.
No sé cuál es el placer, todavía no puedo entenderlo, de que un tercero exterior, sobre todo si lo hace con cierta autoridad, diga lo mismo que uno piensa. Tal vez caer en esa falacia de autoridad de la que tanto nos han advertido. Claro que, lo que nos queda a nosotros, los que gozamos con esto, es que muchas más personas nos van a odiar de lo que lo pueden llegar a odiar a él.
CUATRO Y –perdón Winona, disculpas Natalie, no volverá a ocurrir Nicole– cómo fue que sucumbimos, dónde nos engañaron tan pero tan mal y tan pero tan feo. La respuesta es sencilla: fue en Tokio, en una película llamada Lost in Translation. Fue ahí y entonces que todos creímos que queríamos tanto a Scarlett cuando –en realidad, ahora lo comprendemos– lo que tanto y con tanta fuerza en verdad deseábamos era ser Bill Murray.
Aunque yo lo decía antes.
8 comentarios:
Por una reacción apresurada, como explico abajo, y ante el miedo de perder una amistad, había eliminado este post con sus respectivos comentarios. Pero bueno, apresuradamente otra vez, lo vuelvo a poner -con sus respectivos comentarios.-
Yo por esto mismo no lo quiero a Fresán. Es tan linda Scarlett, que no me vengan con nimiedades.
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Posted by JuanO to Sujet - Assujeti at 11/01/2006 11:14:14 AM
Ah, por cierto: Fabri se nos va a enfadar. Idolatra a Scarlett.
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Posted by Laumagog to Sujet - Assujeti at 11/01/2006 01:09:24 PM
(hay uno de Laumagog que no me llegó al mail... hablaba de la belleza de Scarlett y de la máquina cultural, me parece).
Sé que se va a enojar, como se me enojan a cada rato por decir que no me gusta Scarlett, que tampoco me gusta Drexler, que no puedo escuchar un disco entero de Sabina.
Que sea linda (lo que para mí es discutible) no es excusa suficiente.
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Posted by Ling to Sujet - Assujeti at 11/01/2006 01:44:11 PM
Y a mí no que me gusta tanta gente y no digo nada...
¿No será que todo se trata de un denodado esfuerzo por señalarle al otro un socarrón "viste que yo tenía razón, que el resto -o la mayoría, o la parte que sea- del universo estaba equivocado"?
A mí, por ejemplo, me encantaba y moría de gusto con solo verla a la Katie Holmes ¿Y ahora? Nada. Está muy buena y etcétera pero todo lo que me despertaba no es más. Cuando era joven, escuchaba un disco de Charly García y quedaba arrobado ¿Y hoy? Nada. Ni me tomo el trabajo de saber de qué se trata.
¿Y si me pasara lo mismo con el próximo fenómeno musico/filmico/pop/cultural? Y... como Fresán, me liberaré del ¿engaño? y seguiré con mi vida.
Cabe la posibilidad de que a la buena de Scarlet le importe más bien poco si ella me gusta. O que le importe a usted. O que a mi me importe si a usted le importa.
Y, a lo mejor, ni siquiera a mí me importa que la Scarlet me guste o no me guste porque ni a ella ni a mí nos cambia la vida por más de un rato. Por un rato que, al rato, no será más. Como todo.
Ojalá, mi estimadísima Ling, que usted y Fresán tengan razón y que Chiquilín, ese resto indefinible y yo estemos equivocados. O al revés.
Total, el universo no se ve afectado en lo más mínimo, "que al mundo nada le importa / yira, yira".
Eso. Nada más.
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Posted by ficcionalista! to Sujet - Assujeti at 11/01/2006 02:27:08 PM
Disiento, F, no creo que no le importe. Vive de eso. La señorita Katie también. Obviamente, uno, dos, tres, 15, no les importa. Cuando la imagen cae, cuando se vuelve Tom Cruise, y... empieza a importar un poco.
Además, no sé, me suena, lo leo, como que usted me está recriminando lo mismo que dije yo. Más que un socarrón: "yo tenía razón" es un aliviante: "no soy la única". No es cuestión de que Chiquilín esté equivocado (pobre ángel, ni apareció) ni que Fresán -o yo- tengamos razón. Es simplemente una opinión.
Ah, y Katie tampoco me parece buena actriz. Ni linda. Linda es Angelina.
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Posted by Ling to Sujet - Assujeti at 11/01/2006 02:39:52 PM
No entiendo mucho qué pasa pero veo que etc.
Scarlett. Me gusta mucho esa chica, pero ante algunos buenos argumentos de Rodrigo me acobardo un poco y menciono que sólo la vi en Match Point y en Lost In Translation. Aunque la verdad es que me acobardo mucho más si eso me vuelve célula de la "capa cool, intelectualoide, progre del Buenos Aires actual" -menciono al respecto que vivo en La Plata, pero esas mitosis... Momento, también la vi a Scarlett haciendo (¡es verdad!) de Scarlett en un video de uno de los tracks del último de Dylan.
Aunque la verdad es que no me acobardo mucho. Creo que no me acobardo nada nada. Por lo demás los discos de Drexler y de Sabina me parecen muy escuchables, cada tanto. Y los de García, fundamentales todos hasta principios de los noventa y los que siguieron, bueno, siempre me interesa saber de qué se trata en ellos. Y así otras nimiedades tipo este sí este no, la tengo no la tengo, etc. Pero si a un blog, probablemente a cualquier blog, le quitamos todo lo que tiene de huella del autor para subirle o bajarle el pulgar a alguna cosa... pobablemente no quede mucho. No?
Y frases como toda escritura es tomar partido, toda escritura es declaración de princpios más o menos florida, toda escritura es política, y así. Dinámica en salpicaduras para un lado, para el otro, como los limpia-parabrisas.
A mí lo que de veras me gusta, aparte de la transmigración, es la banda de Marilina Ross.
Lo que pasa, Ling, es que a Ud le cuesta mucho querer a las otras niñas. Qué feo ese sentimiento que tenía en el fondo de su alma y que brotó con la lectura del artículo de Fresán. Debería ir a confesarse y prometer ser más buena con las rubiecitas.
Ah, otra cosa, Lo de Borges y Bioy que escribió Fresán es patéteico. No sé cómo no le da vergüenza firmar algo así. Creo que es lo peor que escribió en su vida. Como articulista solía entretenerme, o al menos despertar curiosidad.
Lo de Borges me entretuvo mucho. Me pareció un lindo ejercicio.
Con respecto a lo de las rubiecitas: yo a las otras niñas, algunas, las quiero. Pero si no me gusta, ¿qué quiere que haga, eh? ¿O yo le pido a usted que quiera a gente que no le gusta?
El sentimiento no es que *lo tenía adentro*, sino que simplemente tomé coraje para expresarlo.
El pobre ángel sostiene que Scarlett sigue estando muy buena y que Fresán sigue escribiendo muy bien. Y que las dos cosas pueden coalinearse en el cosmos sin que nada tambalee.
Abrazos angélicos.
Canto en voz alta. Scarlett, Charly García y hasta Fresán podrían entrar en un pastiche si uno empieza a cantar en voz alta Chicas muertas:
Nunca podrás amarme,
vivo sólo en la T.V.
Nunca podré decirte cómo es.
Nunca podrás tocarme
sólo verme en un papel,
no dejes de mirarme
en la pared.
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