1.12.07

Palabras

Y ponele que así, un día, me levante con un sentimiento que no pueda expresar. O que simplemente quiera, que tenga ganas, de saudade.

Y ponele que mi idioma no me lo permita. Ponele que mi biografía me impida sentirlo. Ponele que nunca fui portuguesa, ni brasilera, ni tengo ascendencia ni de una ni de otra. Ponele que solamente me quede añorar las casitas junto al mar, allá en el pueblito siciliano de la Nonna, o las callecitas gallegas del abuelo Manuel, que nunca vi y va a ser difícil que llegue a ver.

Ponele que no me dejen leer a Pessoa ni comprender lo que siente Misia. Ponele.

Pero pensá también que muchas veces me sentí tan, so so blue. Y eso sí que no tengo posibilidad de explicarlo. Que quise ser más, todavía más, negra y caminar con una guitarra en el hombro llorando mis penas. Que no es la nostalgia porteña, que es más bien ese otro sentimiento. El que sin duda se sentía allá en el sur de ese país.

O la lluvia, la eterna lluvia, que aquí viene otra vez, en el pueblo olvidado que nadie, nadie, nadie recuerda, porque siempre es igual, monótono, repetitivo...

Los lenguajes permiten las experiencias, las vivencias, las biografías. Cuando se trasciende, cuando el mundo nos habilita conocer así por una bondad novedosa de la posmodernidad frívola, internética y massmediática otras experiencias, otros sentimientos y otras palabras se ve que en realidad no todo es mágico. Y que la angustia, que trasciende fronteras lingüísticas (no así epocales), está siempre siempre siempre presente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

para no ir tan lejos, pero paradojicamente tal vez más ajeno para muchos "argentinos", propongo incluir esto (http://es.youtube.com/watch?v=-tlE_MmLfkw) dentro de lo anterior... o tal vez no entendi nada,,, en fin, excelentes tus escritos, saludos

Chiquilín de Bachín dijo...

Me encantó este post.