Hay conceptos que de tanto ser usados pierden su sustento. Pero algunos de esos usos se amparan en la más que pertinente explicabilidad que pueden llegar a tener para tratar ciertos temas. ¿Se imaginan lo que hubiera sido de cientos y cientos de trabajos sin los conceptos rejuntaos de Foucault? Y eso por citar uno, uno solito.
Y sí, ese párrafo fue un abrir el paragüas. Porque voy a usar el concepto de campo. Porque no conozco (y quizá se deba a mi creciente pérdida de rapidez mental) un concepto que mejor se asimile a explicar una determinada situación de un determinado grupo de personas que, en este caso, se dedica a una determinada actividad.
Y la discusión pasó últimamente sobre si hay un campo sociológico.
Considero que, al menos, está el espacio para la diferenciación. Un espacio que tiene sus reglas, que en tanto producción científica tiene sus métodos, que en tanto productora de intelectuales hace lo que puede. Pero allí está.
No es Puán. Ni intenta serlo. Es demasiado complejo, demasiado heterogéneo como para que pregunten: ¿qué pasa en Marcelo T.? Pasan muchas cosas. De todo. No todos son troskos, ni posmos, ni chamuyeros, ni cientificistas.
Y no hay operadores culturales*. Todos los que quedan están en el campo literario. Allá enfrente. Quizás un poco más homogéneo, visto desde acá.
Lo que sí, nosotros no tenemos esa vanguardia que constantemente histeriquea con la Academia. Nuestros chicos malos no salen en los suples culturales o juveniles. Ni siquiera se nos ocurre llegar a pensar en repartir nuestras tesis doctorales editadas por nosotros en papel artesanal, o cosidas en los minutos libres que nos deja nuestras becas del CONICET. A lo sumo la pelea por la edición estará entre si sale por Fondo de Cultura, Siglo XXI, o Sudamericana; en dónde metés tus papers y cuántos artículos compilás con quién.
Lo que no es poco.
Y que no deja de ser tremendamente angustiante.
* Un rosquero no es un operador cultural.
Y sí, ese párrafo fue un abrir el paragüas. Porque voy a usar el concepto de campo. Porque no conozco (y quizá se deba a mi creciente pérdida de rapidez mental) un concepto que mejor se asimile a explicar una determinada situación de un determinado grupo de personas que, en este caso, se dedica a una determinada actividad.
Y la discusión pasó últimamente sobre si hay un campo sociológico.
Considero que, al menos, está el espacio para la diferenciación. Un espacio que tiene sus reglas, que en tanto producción científica tiene sus métodos, que en tanto productora de intelectuales hace lo que puede. Pero allí está.
No es Puán. Ni intenta serlo. Es demasiado complejo, demasiado heterogéneo como para que pregunten: ¿qué pasa en Marcelo T.? Pasan muchas cosas. De todo. No todos son troskos, ni posmos, ni chamuyeros, ni cientificistas.
Y no hay operadores culturales*. Todos los que quedan están en el campo literario. Allá enfrente. Quizás un poco más homogéneo, visto desde acá.
Lo que sí, nosotros no tenemos esa vanguardia que constantemente histeriquea con la Academia. Nuestros chicos malos no salen en los suples culturales o juveniles. Ni siquiera se nos ocurre llegar a pensar en repartir nuestras tesis doctorales editadas por nosotros en papel artesanal, o cosidas en los minutos libres que nos deja nuestras becas del CONICET. A lo sumo la pelea por la edición estará entre si sale por Fondo de Cultura, Siglo XXI, o Sudamericana; en dónde metés tus papers y cuántos artículos compilás con quién.
Lo que no es poco.
Y que no deja de ser tremendamente angustiante.
* Un rosquero no es un operador cultural.
5 comentarios:
¿Hay un campo? si lo hay, me temo no pasa por el homo academicus. asi como en puan lo mejor no pasa por los papers sobre macedonio o eugenio cambaceres. lo destacable pasa, como siempre, por la mezcla. Literatura y sociología. Desde Fogwill a Martín Rodríguez, pasando por Perlongher.
La desgastante tarea de los papers - esa prosa seca -, las cartas de recomendación, los pases de ventanilla a ventanilla para las becas, los curriculums absurdos, todo eso va resecando la pluma y el alma. El remedio está en la cópula, en la mezcla.
Me enamoré de la sociolgía leyendo a Weber - wissenschaft als beruf, politik als beruf, en un verano circa 1997 - y todavía sigo enamorado de ella. Es la mujer más fiel que conozco. Pero se necesita más. Además de Bourdieu, Bataille.
Porque en Puan nos leen mal y nos tocan de oído, porque subestiman el hecho social, porque nos tratan como si bajáramos de Siberia, porque nuestros chicos malos están en las sombras... todo eso forma parte del karma de una ciencia que incomoda. Y hablando de eso, Ling, cuando armamos un seminario "Literatura y sociología"? En serio, ¿que le parece? Podríamos hacerlo.
Creo que en este campo hay muchos actores, y ese homo academicus insípido es uno de los tantos, y que incluso allí dentro hay varias variedades. Pero ese es otro tema.
Esa mezcla, sin embargo, parece olvidada. Se olvidan que Weber adoraba a Goethe, se olvidan que los análisis literarios de Bourdieu empiezan, justamente, con literatura. Y no, no quiero decir que cualquiera que mezcle termine siendo Weber o Bourdieu. Porque es cierto que el riesgo de la macanería queda.
Con respecto a lo otro, cuando quiera. Siempre estoy dispuesta a nuevos proyectos.
vine leyendo posts mezclados hasta que me desencanté al encontrarme con el HORROR de que ud. gusta del petiso ariel de la librería!! ese muchacho artero, mentirosillo y reprimido aspirante a acosador sexual!
en cualquier momento lo rajan, le aviso.
o quizas entendí todo mal y sólo le gustaba el quiosquito de libros
PD: Sociales y Puán son dos universos diametralmente trágicos.
Muy buena descripción del petizo Ariel de la librería. Me dieron ganas de conocerlo.
Maya, por favor, yo muchachos no miro. No sé si diría tanto como artero, mentirosillo y reprimido; me ha intentado más de una vez vender un libro que no le había pedido pero de allí sus mentiras no pasaron. Y ese libro no pedido iba también con descuento, que es lo que importa.
Ese kiosquito de libros conjuga dos de las mejores cosas de la vida: los libros y el ahorro. Aún cuando lo atienda el muchacho de baja estatura o el pelado de bigotes manubrio de hace unos años (¿se acuerda?).
Ah, y esperemos que no lo saquen. El kiosco-kiosco del segundo se extraña. Me esperaba siempre con un café bien cargadito en los recreos de los teóricos de HSA.
Publicar un comentario