Ya no es mágico el mundo. Te han dejado
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días
Jorge Luis Borges, “1964”
... Weber hace también referencia, tal vez con más pasión, al otro aspecto liberador de la esfera erótica; que si bien también plantea una salida a la cotidianeidad tiene otra arista nada desdeñable.
No sin cierta libertad, en este apartado se entenderá erotismo en el sentido de amor sexual, es decir, del amor que un individuo puede llegar a sentir por otro en tanto pareja amorosa, en un sentido mucho más profundo y trascendente que el matrimonial reglamentado por la religión o por la sociedad secularizada. En este sentido, la esfera erótica proveería una salida en tanto permitiría “la cumbre irrebasable de la pretensión amorosa: la mutua penetración de las almas [que] (…) se basa en la posibilidad de una comunidad que es sentida como un total hacerse uno, como un desvanecimiento del «tú», y es tan poderosa que se la explica «simbólicamente», sacramentalmente” (Weber 1998b: 456). La competencia con la esfera religiosa, en este caso, se da desde el “mutuo donarse y en el mutuo deberse” (Weber 1998b:458), pero de una persona a otra, y no hacia Dios.
Si bien este aspecto parece mucho más liberador y permanente, debe hacerse la salvedad, junto a Weber, que es mucho más difícil lograrlo, y que está más allá de la voluntad individual. Entran aquí aspectos de azar, que no siempre pueden derivar en una relación en que las almas se hagan una “hasta el pianissimo de la postrera edad” (Weber 1998b:458). Quizá por eso el primer aspecto del erotismo -aquél referido a la sexualidad, casi la "pura animalidad"- parezca más liberador, en tanto puede estar en las manos del individuo lograrlo. Vale la pena volver a leer el poema de Borges citado más arriba, que no le será ajeno a nadie que haya vivenciado el desolador sentimiento de perder aquello que le había dado, aunque sea por un instante, un sentido a su vida...
3 comentarios:
No acuerdo en que la cumbre de la pretensión amorosa sea la mutua penetración de las almas; sin desentenderme de la metáfora, la señalo como poco felíz. Pensar el alma con dimensiones físicas es demasiado tentador para el erotismo según como en este apartado lo entendemos.
Mucho menos acuerdo con el desvanecimiento del "tu". Joder! Todo lo contrario! Cuando Tú te desvaneces, ya no te quiero tanto. Necesito amarte presente, viva, carnal. Y es gracias a la existencia de todos esos "tu" que la sociedad (y las relaciones individuales) no se vuelve patéticamente homogénea.
Sé libre de buscar tu alma, la tienes;
A mí, dame tus manos.
Tus sienes.
Bueno, ahí no acuerdo. El Tú se disuelve en el Nosotros, es un Tú que construimos e idealizamos desde esta mirada.
Otro tema es la metáfora de las almas. Para mí, preciosa. Muy gráfica y útil.
yo creo que en la cadena, me encargo de manipular lo de la memoria fiel. Ajustando ahi, la luna no es espejo del pasado, todas las lunas son lunas nuevas. Ajusto, si cuando me conviene, soy una nueva clase de superheroe...del poema macedoniano me quedo con el placer
"
Amor se fue,mientras duró a todo hizo placer. Cuando se fue nada dejó que no doliera
"
Seré posible?
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