24.8.06

Matar al padre

Es sumamente sano. Lo dijo uno de esos papis que hoy es brutalmente asesinado. El niño debe crecer, debe ser-él-mismo. Habría que intentar hacerlo con respeto. A veces cuesta. A veces es más sangrienta que otras. Pero muchos lo han logrado.

Matar al padre es criticar a Borges. Es defenestrarlo. Es inventarle fallas allí donde no las tiene y sacarle a la luz, con reflectores, con porristas, con luces de neón, ese lado facho. Pero los comprendo. ¿Se imaginan lo difícil, lo sumamente difícil que es escribir después de semejante monstruo?

Matar al padre es desautorizar a Freud. Es negar sus logros, es mostrarlo como algo que ha quedado "fuera de época". Como algo anticuado. Ir a terapia es de estúpidos. A Freud se le mete un puñal bien profundo en el corazón cada vez que se afirma que el psicoanálisis es una estafa.

Pero bueno. Como ya dije, ha servido. Mal que mal se ha podido atravesar la sombra terrible del padre y se ha podido ser, aunque sea un poco, libres. Porque mal que mal se ha intentado crear nuevas cosas tanto en literatura como en teoría psicológica.

¿Será por eso que, aún, nadie se ha animado a matar a Marx?

3 comentarios:

TENHAM dijo...

Pero rejuvenece en la sombra, con burlas espectrales, o en cada tic, camuflado e inmortal.

Saludus

efe dijo...

¡¿Cómo que no?!

¡Si hace un par de años yo lo asfixié con una remera estampada con la cara del Che!

¡Qué horror! Ni me quiero acordar, vea...

Juan M Tavella dijo...

mas que matar yo diria que hay que aprender a querer sin idolatrar, y comprender sus falencias, sabiendo que es necesario ir mas alla de ellas. un amoroso y cuidadoso asesinato.