"Quizás un error de Germani fue posibilitar que las generaciones posteriores de sociólogos adoptaran una postura anti-estatal. La sociología no puede ser anti-estatal. El Estado -cualquier Estado, eso es otra discusión- es la instancia máxima de socialización, y un sociólogo no puede querer destruirlo."
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"En la UBA siempre hubo estudiantes que trabajaban en el Estado. Pero no para hacer sociología desde allí. Solamente por una cuestión utilitaria, para obtener plata y poder pagar el café de las discusiones acerca de cómo combatir al Estado"
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"En la UBA siempre hubo estudiantes que trabajaban en el Estado. Pero no para hacer sociología desde allí. Solamente por una cuestión utilitaria, para obtener plata y poder pagar el café de las discusiones acerca de cómo combatir al Estado"
5 comentarios:
qué tristeza me dan las pelotudeces de marceloté. por favor, váyase de ahí!
la segunda parte es "oh, so true". La primera no estoy tan seguro. Quien lo dijo?
Plagiario: Ya no puedo, hasta las patas estoy. Imposible irse de ahí después de unos años. Marcelote lo rapta a uno y no lo suelta.
Fernando: Primero, no se dice. Se dice el cómo, nunca el quién. Segundo, sinceramente, concuerdo con ambas partes. Quizá más con la segunda que con la primera, pero debe ser que porque la primera nos toca más a todos que la segunda, que nos llega a algunos. No sería raro hacer una encuesta (valga la redundancia) y encontrarnos con cuántos quieren hacer la revolución. ¿Para qué? No importa. Lo importante es querer hacerla. Ni siquiera hacerla. Sólo decir. Y eso, sí, molesta más que defender un Estado. Cualquier Estado.
Trabajar en el Estado. En, indica alguna clase de participación común en un lugar determinado, en un espacio.
Trabajar para el Estado. Para, indica alguna clase de sometimiento.
Creo que lo exacto es decir Para.
Qué lindo sería decir En, no?
Así que los sociólogos están privados de destruir estados? Pucha che... y yo que quería ser una joven socióloga revolucionaria...
Buscaré subvenciones alternativas, dejaré los cafés por las plazas y quizás hasta cambie de nombre y disciplina pero, de un modo u otro, no me quiten la ilusión de la revolución.
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