26.6.09

Veda

La pregunta debería ser si importa la autenticidad en tiempos en que el significado se ha volatilizado. O, mejor, la pregunta debería ser si importa la autenticidad. Incluso más: ¿existe la autenticidad?
En el mundo social resulta imposible encontrar la pureza. La política, en tanto parte de ese mundo, no puede ser diferente. Si bien hay exponentes de la dirigencia política que se esfuerzan por resultar puros, y creo que casi todos lo hacen, algunos terminan resultándolo no por lo que pregonan sino por lo que terminan haciendo. Algunos tienen el manual del político malo (y no del mal político, nótese la diferencia) bajo el bigote y lo siguen a la perfección. Y por eso es fácil pegarles.
El problema radica cuando las definiciones no son claras, y las acciones tan dispersas que no podemos ir posicionando candidatos en un esquema de acuerdo a nuestras convicciones. Ningún candidato es puro, porque los tipos ideales son justamente eso.
Hay temas que son delicados. La posición frente al aborto, por ejemplo, parece marcar la cancha. Si bien no creo que la izquierda se caracterice por su preocupación acerca de la situación de las mujeres, son los candidatos de izquierda quienes han optado por admitir que están a favor de la despenalización. Y es un gran avance. Sin embargo, ¿no son acaso las mujeres de menores recursos las que padecen con más crudeza los resultados de un aborto realizado en condiciones más que precarias? En ese caso, ¿cómo resolver la desigualdad de ingresos? ¿Cómo bajar la pobreza? Hay que ir por pasos. Porque a veces las ideas no bastan. Y es necesario utilizar el aparato, algo que no todos pueden hacer.
¿Cuál es el sentido de oponerse a todo? ¿Es gorilismo? ¿Es la búsqueda de una izquierda pura que nos acompañe? A todos les podemos tachar algo. La izquierda argentina es tibia para mi gusto. Y en estos momentos, la realpolitik es lo que más me pesa.
En ese sentido irá mi voto.

1 comentario:

cecisz dijo...

que mueran menos mujeres por abortar en condiciones paupérrimas debería estar entre los primero puntos de cualquier agenda política.