23.7.06

Consejos para la mujer progre y/o cultural

Una parte de nuestra especificidad femenina es la falta de importancia que le damos al cuerpo. Después de todo, lo que nos convoca es nuestra capacidad de pensar y comunicar lo que pensamos. Pero, seamos sinceras, ¿esto es tan así? Por supuesto que no. También tenemos que demostrar que somos, o podemos ser, atractivas.

Quizá no sea sólo por los hombres, la diferencia, tal vez, es que es por nosotras mismas (y no como dicen las Chicas Cosmo, que, al fin y al cabo, lo hacen por los hombres). Tal vez sea una manera de mostrarnos autosuficientes en todo.

Por eso, debo decir que, lamentablemente, los hombres engordan. A diferencia de otro tipo de mujeres que, en etapa de celo, se hacen las que viven a dieta cuando en realidad comen como cerdos, nosotras, que por lo general sabemos cuántas calorías comer (levante la mano quien no tiene una amiga nutricionista, a ver), qué alimentos engordan y cuáles hinchan; cuando estamos cerca de un caballero nos hacemos las que no nos cuidamos. Y así terminamos comiendo cosas que no estamos acostumbradas y, por tanto, nos pesan, nos hinchan, nos hacen engordar.

Pero a no caer en panic attack, que hay salidas. Una, es empezar a armar excusas que, después de todo, tienen algo de fundamento en la realidad y, a fuerza de repetirlas, funcionan como profecías autocumplidas: "No como carne", "No me gustan los fideos", "El dulce de leche me cae pesado". La otra es ir variando sus gustos, adaptándolos a nuestras necesidades. Este es el más difícil pero, sin duda, el que mejores resultados da, ya que podemos darnos -y dejarle darse- los gustos cada tanto sin perder nada. Nos daremos cuenta que lo hemos logrado ese mismo día en que él se encuentre desayunando un té con edulcorante, acompañado de Casancrem Light y BC de ciruela, sobre galletitas de sésamo sin sal.

No hay comentarios.: